viernes, 11 de noviembre de 2016

LA SAL DE INTERIÁN

Tipo de salinas sobre roca presentes en la costa de Interián,
 popularmente conocidas como "Las Lajas"
Hay ocasiones en que lo esencial no es necesariamente invisible. A veces, una avezada prospección revela  pequeñas huellas imperceptibles, o bien mimetizadas en el paisaje, que nos cuentan mucho acerca de los lugares, su valor de uso y sobre lo que aconteció en ellos. Uno de estos parajes es la rasa marina de la Caleta de Interián, en la Isla Baja de Tenerife, una lengua de lava litoral en la costa de Interián que comparten los municipios de Garachico y Los Silos.
La Caleta de Interián ocupa los bordes de una ensenada de la costa situada entre los municipios de Los Silos y Garachico y su nombre se deriva de los hermanos Agustín y Pantaleón Interián, que poseyeron aquellas tierras allá por el siglo XVI
Detalle de la rasa marina y charcos intermareales de la costa de Interián
Tipo de salinas sobre roca presentes en la costa de Interián, popularmente conocidas como "Las Lajas"

Aquí, entre recovecos de lava y charcos, aparecen unas oquedades adaptadas con muros de argamasa y piedras que nos remiten al secular aprovechamiento de la sal en todo este litoral.

Estas peculiares salinas y, en general, todas las presentes en las islas con sus variadas tipologías, más allá de su impronta paisajística o sus valores intrínsecos, tanto etnográficos como ecológicos, constituyen una expresión del éxito de millones de años de  evolución; ese arte de vivir alejados del mar de seres sabios y tecnificados que guardan, en cada una de sus células, la "memoria" del sacro elemento que dio origen a la vida en La Tierra, la cuál surgió en el seno marino.

Ese vínculo existencial que tenemos con "la sal" no sólo se reduce a su consumo, como condimento o conservante, sino también a todo ese patrimonio cultural gestado en torno a ella, del que las salinas constituyen su máxima expresión. 

En ocasiones la sal cristaliza espontáneamente en oquedades
que fueron "salpicadas "por el oleaje


Pasear y descubrir estos elementos existentes por "las lajas" de la Caleta de Interián, supone acercarnos a esa comunión con el vínculo que nos une al océano infinito.

La tradición ancestral de "cultivar" y recolectar la sal en estas salinas de "Las Lajas" o de Interián, aún la mantienen viva algunas mujeres del lugar. La cuál se usa para consumo doméstico e incluso para canjearla o venderla. 

Los charcos, aunque no tienen propietarios, se dividen como si de parcelas se trataran y cada uno respeta los de otros siempre que estén atendidos.

Este peculiar tipo de salinas se basan en la construcción de pequeños muros de contención de unos 10 centímetros de alto por 5 de grosor que aprovechan y amplían oquedades y charcos existentes en el lecho de lava, en aras de contener el agua de mar llevada hasta ellas y evitar su pérdida.
Detalle de las lajas y sus muros

Estos muros tradicionalmente se fabricaban con una mezcla de agua de mar, barro, arena, ceniza, incrustando a su vez pequeñas piedras o conchas que reforzaban la estructura. Hoy día suelen ejecutarse con una mezcla de arena y cemento.

Sal parcialmente cuajada
El funcionamiento es simple. En los receptáculos creados o "lajas" se deposita agua de mar recogida de charcos próximos o de la orilla a través de cubos. La acción del viento y la radiación solar favorecen la evaporación del agua y la cristalización de la sal, la cuál es llevada y vertida en los secaderos o superficies planas para completar su secado, generalmente se utilizan las azoteas de las viviendas. El período de producción de la sal y preparación de las lajas, abarca desde  junio y se prolonga hasta octubre 

Proceso de recogida de sal
El valor de uso del preciado producto si bien aún es importante, en un pasado no tan lejano fue vital. Desde su utilización para conservar el hielo, antes de la generalización de las neveras, la salazón de carnes y pescados, elaboración de quesos, para usos medicinales, curtir pieles, condimentar alimentos y como elemento de la economía de trueque tan usual en otros tiempos para adquirir productos en las zonas de medianías y aún hoy practicada en determinados contextos. En la época de racionamiento llegó a usarse como sustitutivo del azúcar.


Además de la sal todo este litoral es bastante concurrido por los amantes de la pesca deportiva. Y otrora el marisqueo constituyó también una importante actividad que complementaba la dieta de muchas familias.
De hecho, uno de los productos que más renombre le ha dado a La Caleta, en el aspecto culinario, ha sido la mal llamadas "almejas de interián", cuyo verdadero nombre es "orejas de mar", exquisito molusco gasterópodo univalvo que se alimenta de algas. Años atrás, La Caleta de Interián era muy visitada para degustar estos sabrosos moluscos, pero sus poblaciones han mermado sensiblemente  tal vez por falta de las algas que le servían, en especial debido al crecimiento de las urbanizaciones que ocupan la fachada de la playa.

Además de la sal todo este litoral es bastante concurrido por los amantes de la pesca deportiva. 


VALORACIÓN DEL LUGAR 


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VALORES PATRIMONIALES




VALORES PAISAJÍSTICOS




VALORES CIENTÍFICOS




GRADO DE CONSERVACIÓN




CAPACIDAD EVOCADORA