domingo, 16 de octubre de 2016

AGULO. ESE PINTORESCO PUEBLO A LOS PIES DEL ANFITEATRO PÉTREO


(…) al rodear el risco, vemos un grupo de casas en la parte alta del terreno cultivado, como un castillo coronando las alturas, que es Agulo. El terreno está dispuesto en bancales muy definidos, desde las casas hasta el mar, y es muy fértil (…)

(…) los aguacateros y las adelfas dan un toque pintoresco a las casas. Don Manuel tiene otra casa aquí, una residencia de verano, en cuyo pórtico nos sentamos un rato, frente a las montañas y cascadas. Incluso la parte baja de la falda de las montañas está dispuesta en bancales que suben hasta donde es posible… Es curioso observar que las mejores casas de Agulo han dispuesto sus pórticos y salas de estar dando hacia las montañas y no hacia el mar (…)
                                                                                                                  (Olivia Stone-1885)

Casco de Agulo, hacia 1880.  La Montañeta en primer término, 
el núcleo de Las Casas , al fondo. Foto: FEDAC
Mirador de Abrante
Si leemos atentamente las impresiones que Olivia Stone refleja en su libro Tenerife y sus Seis Satélites (1887), puede comprobarse que el pueblo de Agulo, en lo esencial, sigue manteniendo unas señas de identidad similares a las que tenía en época victoriana, pese haber trascurrido más de un siglo del paso de la viajera y escritora inglesa por la isla. Su singular emplazamiento, limitado por el imponente anfiteatro rocoso, y la forma de distribución de bancales, tierras de cultivo y poblamiento, siempre con el objetivo de preservar los suelos fértiles para la producción agrícola, marcan unas señas de identidad de la población que aun permanecen.

Agulo, es uno de los cascos urbanos de Canarias que presenta uno de los emplazamientos y patrones de asentamiento más nítidos de nuestras islas, conservando en sus estrechas calles, callejuelas y vericuetos magníficos ejemplos de la arquitectura tradicional de los siglos XVIII y XIX.










El origen de Agulo y su estrecho vínculo con la Isla Baja de Tenerife.


Interior de uno de los inmuebles más antiguos que
componen la población
Las primeras referencias escritas sobre Agulo cuentan como los señores de la Isla llegan a un acuerdo con D. Gaspar de Mesa, vecino de Buenavista del Norte, para que se asentaran un grupo de colonos procedentes de Daute (Tenerife), en la zona de Sobreagulo y San Marcos. La razón de esta procedencia hay que buscarla en las estrechas relaciones comerciales que existían entre los puertos de San Sebastián de la Gomera y Garachico; unida a la coyuntura de estancamiento económico de la zona de Daute a comienzos del siglo XVII, tras la crisis azucarera, y que produjo la salida de parte de sus contingentes poblacionales.



Sus señas de identidad urbana.


En realidad la población de Agulo está integrada por tres caseríos: La Montañeta, Las Casas y El Charco, comunicados por una vía principal en la que confluyen estrechas callejuelas y callejones que delimitan las manzanas de su entramado urbano.
Panorámica de Agulo y sus tres barrios desde Abrante. Abajo en  la costa Lepe.
Las Casas


Desde su fundación, Agulo siempre fue población de gente humilde ligada a las tareas del campo, y las viviendas de sus moradores denotaban ese estatus: casas pequeñas generalmente de un sólo cuerpo, cubierta a dos aguas y casi siempre con el vano de la puerta como único hueco.


Desde finales del siglo XVIII y, sobre todo, con la entrada del XIX, se inicia una fase renovación y crecimiento urbano, animado por una creciente mejoría económica basada en el comercio agrícola y el ascenso de la burguesía insular, que comienzan a ver sus viviendas como algo que dignifica su privilegiada posición social. Aparecen las viviendas de dos alturas, el alargamiento de huecos, la profusión del acristalado, modelos más elaborados y cuidados para las carpinterías de puertas y ventanas, el hierro forjado en balcones, en definitiva la arquitectura del casco de Agulo adquiere una notable solemnidad respecto a la de época anterior.

La Montañeta
Durante este período decimonónico no sólo se levantan edificios de nueva planta sobre solares expeditos u otras fábricas que se erigen tras demoler construcciones primigenias, también es muy frecuente la renovación de los edificios preexistentes cuyas fachadas levantadas a modo de parapeto, denotan una modernidad de la que carece el interior de las mismas.

Uno de los edificios más singulares de Agulo es la Iglesia de San Marcos, de diseño controvertido por alejarse de las realidades vernáculas, y uso de un lenguaje neogótico con profusión de arcos apuntados y destacadas bóvedas semicirculares de reminiscencias orientales. Fue proyectada por el arquitecto tinerfeño Antonio Pintor y levantada en 1911 sobre el antiguo emplazamiento de la fábrica barroca, la cuál llevaba casi una década clausurada debido a la peligrosidad de su mal estado. Junto a la iglesia se haya la plaza y el edificio del Ayuntamiento, siendo éste el centro neurálgico de la población.

Callejuela en el núcleo de Las Casas
Iglesia de San Marcos
La Calle Real atraviesa los tres caseríos del casco de Agulo, en dirección al cementerio, que se encuentra algo alejado del caserío, hacia el risco, para continuar hacia Vallehermoso o bien conectar con el camino de bajada a la playa de San Marcos. A su paso por el casco este camino transita entre viviendas de estilo canario, generalmente de dos alturas, que se entremezclan con edificaciones más humildes y otras fábricas "modernas" propias de la era del ladrillo y hormigón. El paseo es muy placentero, nunca falta gente con quien intercambiar una conversación o un simple saludo. Agulo tiene el sabor de los pueblos de antaño, se percibe un ambiente muy familiar entre los vecinos y vecinas, aquí todos se conocen y el visitante siempre es bienvenido.
Callejuela en  Las Casas



Panorámica del Barrio de La Montañeta. 

José Aguiar un genio forjado en Agulo.

Casa de José Aguiar en Agulo
Autorretrato

Otro de los referentes de Agulo es la casa del pintor José Aguiar, uno de los referentes de la pintura canaria y nacional de todos los tiempos, que acoge la primera biblioteca, museo y centro de producción artística de Agulo. 


El inmueble donde el autor basó una buena parte de su infancia y juventud, es un antiguo edificio construido en el siglo XVIII y emplazado en la calle de la Seda, cerca de las proximidades de la iglesia parroquial. 

Patrimonio industrial: Pescante de Agulo y empaquetadora


Pescante de Agulo
Interpretar Agulo sin el marco que lo rodea no es posible, éste lleva implícito la esencia del núcleo. Su patrón de asentamiento da sentido a unos modos de vida secularmente ligados al agro y, como antes se ha explicado, todo está pensado en aras de preservar los mejores suelos para esta finalidad, de manera que las construcciones únicamente se establecen sobre los resaltes, promontorios y zonas más estériles. Este patrón de asentamiento se acentúa, si cabe, con la introducción de la platanera, que literalmente envuelve al núcleo con un manto de denso verdor.


"El Transportador". Empaquetado y almacén de plátanos
Con la platanera surgen elementos, hoy muy interesantes desde el punto de vista de la arqueología industrial, como los almacenes y empaquetadora, conocidos por el nombre de "El Transportador", sitos sobre la costa en las proximidades de Agulo y El Pescante de Agulo, levantado a principios del siglo XX, hoy en ruinas, que fue el punto de salida de las producción platanera. Hay datos curiosos acerca del Pescante de Agulo, como que contó con el primer teléfono de la isla, funcionando entre 1911 y 1918. El Pescante pronto se convirtió en el verdadero motor de la economía y desarrollo del municipio, en una época donde las comunicaciones terrestres eran muy precarias, utilizándose tanto para la exportación como para la importación de toda clase de mercancías, además de medio de embarque y desembarque de personas.


El Pescante y la empaquetadora estaban comunicados por un teleférico, levantado sobre torres metálicas, cables de acero y que desplazaba una especie de cesta para el transporte de la carga.


Las hogueras de San Marcos. 

Disposición de hogueras antes de arder
Cada 24 de abril acontece una de las noches más mágicas de la Isla de La Gomera, es la víspera de San Marcos, en la que se saltan las hogueras. Se trata de un encuentro festivo, religioso y pagano que cada año confirma una tradición antigua que se ha traspasado generación tras generación, y cuyo ritual se conserva como antaño, incluyendo el característico olor a tronco de sabina que envuelve las calles durante la quema y donde queda patente el fervor popular y cariño hacia el santo patrón. 




Saltadores en acción. Un ritual que llega a alcanzar tintes casi mágicos.

Las Hogueras de San Marcos, son el emblema característico de las fiestas patronales de Agulo, y consisten en la construcción de una sucesión de hogueras hechas con leña de sabina hábilmente ensambladas, que se van situando en la calle principal del pueblo, bordeando la plaza de la Iglesia.

Una vez encendidas, éstas son saltadas a gran velocidad por decenas de personas que, a modo de promesas y con ropas adecuadas para la ocasión, atraviesan las llamas ante la presencia del Santo Patrón, quien observa como en su honor, sus fieles creyentes saltan las impresionantes columnas de fuego.

Un evento festivo tan peculiar, con estas características es sentido por personas de cualquier edad, a la vez que el visitante queda hipnotizado ante la magia que desprende el paso de los saltadores que sortean las piras.

“...para saltarlas nos poníamos unos gorros que hacíamos de las plataneras para no quemarnos el pelo. Yo creo que lo único más típico que tiene La Gomera de las siete islas es la cosa ésta de las hogueras de S. Marcos…”
D. José García Suárez. Vecino de Agulo

La Octava de San Marcos. Bajada del Santo a La Playa, a su paso por el
barrio de El Charco.
La advocación a San Marcos se entronca directamente con el periodo de colonización y configuración del poblamiento de Agulo, que aconteció en las primeras décadas del siglo XVII. La imagen de San Marcos fue traída por esas familias de colonos de la zona de Daute al cuál levantaron una ermita en su honor. Se trata de una talla muy peculiar y de especial valor, ya que buena parte de ella está modelada con la técnica de paños encolados, en concreto la cabeza, las manos y los pies, siendo el eje central un tronco de madera de pinzapo, árbol propio de la región andaluza.


La importancia de nuestros cascos históricos.

Calle principal en La Montañeta
Los cascos históricos presentes en nuestras islas, en términos de tramas urbanas primigenias generalmente circunscritas a cabeceras municipales, concentran gran parte de la esencia histórica de nuestra tierra, constituyendo un libro abierto de los modos de vida pretéritos, de la evolución de nuestra arquitectura y poblamiento y, en general, de nuestro acervo cultural.

Es muy importante la concienciación de nuestras administraciones de cara a establecer los mecanismos urbanísticos y arquitectónicos para su protección, dado que cuidar y rehabilitar estos espacios debe constituir un eje fundamental para la "dinamización" de nuestros pueblos y ciudades. Pero, por otro lado, es importante hacer de los cascos históricos un ente vivo y no meros escenarios turísticos, conservar su esencia y fisonomía, en definitiva, tener una visión más integral de los mismos, en la que participen no sólo los gestores de la ciudad, sino, también, los agentes socioeconómicos, comerciantes, hosteleros, profesionales y técnicos y, sobre todo, los vecinos y vecinas que cohabitan en ellos.

Barrio de Las Casas desde un tejado en La Montañeta

Calle en La Montañeta

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