miércoles, 21 de septiembre de 2016

TAGULUCHE DE HERMIGUA. UN ANGOSTO VALLE OLVIDADO EN EL TIEMPO

Restos de tonelería 
Hay lugares que marcan, que cuando se presentan ante los ojos simplemente impresionan, no ya por la espectacularidad de los relieves, o por la belleza intrínseca del mismo, si no por esa sensación de grandeza y soledad que transmiten los grandes espacios poco transitados, casi olvidados, cuyas huellas evocan otro panorama en un pasado no tan lejano. Este es el caso de Taguluche de Hermigua, un recóndito y angosto valle situado en la costa del Parque Natural de Majona, en el noroeste de la isla de La Gomera y cuyo territorio comparten los municipios de San Sebastián de La Gomera y Hermigua.

Ruinas de las Casas de La Soga y acantilados costeros
El acceso a Taguluche se realiza a pie, desde una bifurcación de la pista de Majona a la altura del caserío de El Palmar, a través de un camino que recorta los espectaculares acantilados que caracterizan esta costa.
Una vez nos adentramos en el Valle de Taguluche, bajo el risco de la Joya,  se nos presentan las Casas de la Soga; un conjunto de construcciones de gran interés etnográfico, algunas tristemente en marcado estado de ruina, con parte de sus paramentos y cubiertas derruidas. Se compone de tres edificios de desarrollo lineal que albergan antiguas estancias con lagares, bodegas, almacenes y algunos objetos y bienes muebles de notable valor etnográfico relacionados con el proceso de elaboración, manipulación y almacenamiento del vino, lo que nos evoca unos tiempos de una aparentemente próspera actividad vitivinícola en el lugar.




Inscripción con fecha sobre dintel de una puerta

Risco de la Joya y Casas de La Soga en primer término.
Las construcciones asociadas presentan valores representativos de la edificación rural tradicional de la isla de La Gomera, plasmados en aspectos como la planta de distribución de las edificaciones, los materiales propios del entorno empleados en los muros, los tejados con cubiertas a dos aguas, la distribución simétrica de huecos o el patio frontal parcialmente cerrado por  muros bajos. El entorno de las casas está ocupado por amplias terrazas abancaladas que se extienden hasta el borde del cantil que da al mar, donde otrora se cultivó la viña y otros productos, como higueras, papas y cereales. Esta actividad se mantuvo en auge aproximadamente hasta mediados del siglo XX. En uno de los cuerpos añadidos más recientes de una de las construcciones figura una inscripción con la fecha 1931, lo que da una idea de la época de auge productivo de este enclave. La tradición oral ensalza la fama y aprecio que tuvieron los vinos de Taguluche hasta mediados del pasado siglo, época del declive y abandono del lugar.

Costa acantilada desde el camino de Taguluche















Caserío de Taguluche





Dejando atrás Casas de La Soga un camino nos conduce hacia la cabecera del valle, donde se levanta el caserío de Taguluche, un conjunto de inmuebles que también conservan en su interior un característico lagar con sus diversos elementos, amen que también fueran utilizados con fines de vivienda, como así se aprecia en la distribución de los espacios interiores, con estancias destinadas a cocina o dormitorio.

Estas construcciones están insertas en una amplia ladera abancalada de gran desarrollo altitudinal, limitada por prominentes riscos, conformando un paisaje cultural muy relevante. El conjunto de viviendas se completa con una cueva-habitación utilizada con varios fines.


Edificación con lagar. Caserío de Taguluche


Lagar exterior excavado sobre la tosca
















Pero si hay un aspecto cultural que impresiona, que nos remite a la ímproba capacidad humana para transformar y sacar partido de un  territorio aparentemente hostil es el abancalamiento de todo el valle. Una suerte de "Machu Pichu" de pequeñas terrazas que en su día se destinaron al cultivo y que se suceden desde las cotas más bajas hasta casi tocar los riscos. Simplemente contemplando esas laderas  uno se imagina la dureza y la hazaña de tamaña realización,  en tanto en cuanto fue un trabajo realizado a mano, sin maquinaria, salvando unas pendientes imposibles, transformando un paisaje muy abrupto en un ámbito productivo.                        
Arduo trabajo durante generaciones pusieron en valor estas laderas convirtiéndolas en algo básico para la supervivencia humana de sus pobladores
Detalle de algunas terrazas perfectamente adaptadas a la topografía

Antes de abandonar el lugar son muchas las preguntas que me vienen a mi mente. ¿Cómo revalorizar este entorno en el que el acceso rodado hoy es imposible?.¿Es viable la recuperación de todo ese patrimonio que hoy languidece? y ¿Cómo un lugar tan simbólico como inquietante permanece anónimo para los visitantes?.


   VALORACIÓN DEL LUGAR




ANEXO GRÁFICO- MÁS IMÁGENES DE LAS CASAS DE LA SOGA


Conjunto etnográfico Casas de la Soga






Toneles en uno de los almacenes de las Casas de La Soga.








Estado ruinoso de estos centros de producción de vino.
Lagar interior con todos sus elementos. Casas de La Soga
Viejo recipiente metálico con vertedera

Viejo garrafón forrado de caña
Viejos toneles donde otrora maceraba el vino producido en este valle 

Desde el Patio frontal arriba los riscos de la Degollada de Jue
Otro de los muchos aparejos metálicos que se pueden observar entre las ruinas












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