domingo, 2 de octubre de 2016

LAS "VIEJAS" RUTAS DEL SUR DE TENERIFE, CAMINOS CON ALMA QUE LANGUIDECEN


Mapa de caminos reales de Tenerife. Atribuido a Antonio Riviere. 1740
Ahí permanecen, incólumes, impasibles, acaso esperando que “alguien” se acuerde de ellas, sí de esas “piedras” otrora testigo de las experiencias vitales de nuestros lejanos, que sobre ellas transitaban con sus bestias repletas de cargamentos. Viejos caminos que fueron lugar de encuentro entre los lugareños y la gente de “afuera”, gentes del norte y del sur, tan cercanas y a la vez tan distantes entre sí; fruto de una orografía hostil, que secularmente condicionó la tenue y precaria red de comunicaciones de estas tierras del “Sur” de nuestra isla de Nivaria. Hecho nada baladí, hasta el punto que muchos de los habitantes sureños jamás llegaron a pisar la “isla verde”, esa que se extiende por la toda la vertiente norte hasta la costa, al otro lado del Teide, y sin más recuerdos que llevarse a la tumba que los tonos ocres de la sempiterna aridez de una tierra volcánica joven, donde las escasas y esporádicas lluvias no permiten más crecimiento que ese matorral abierto característico de nuestro piso basal canario, amalgama de especies suculentas, raras y bellas a la vez. Sólo en las altas medianías y cumbres es posible disfrutar de cierto verdor, de ese pinar abierto que se desarrolla hasta los dominios de lo que los guanches denominaban la morada de Guayota, el Teide y Las Cañadas.


Acercarse al conocimiento del territorio de las comarca del Sureste,  Abona, Chasna e Isora - representadas por los municipios de Candelaria, Güimar, Fasnia, Arico, San Miguel, Vilaflor, Granadilla, Arona, Adeje y Guía de Isora- requiere una aproximación histórica a sus primigenias vías de comunicación; teniendo, por un lado, los viejos "caminos radiales" que discurren de costa a cumbre, tan necesarios en las comunicaciones verticales en tiempos donde los productos y mercancías fundamentalmente tenían salida por mar y, por otro, los "caminos reales", aquella gran vía que, a modo de añeja "autopista", comunicaba los pueblos del Sur con La Laguna y la capital, Santa Cruz de Tenerife. La construcción de la Carretera General del Sur, en las primeras décadas del Siglo XX, supone el declive y abandono de estos viejos itinerarios, en el mejor de los casos hoy puestos en valor, algunos tramos, como senderos turísticos, homologados o no.

Tramo del camino real entre Fasnia y El Escobonal. Al paso por el Barranco de Herques
Imagino que suene romántico, en pleno siglo XXI, acordarnos que alguna vez unos caminos infames, duros y sinuosos fueron tan importantes para la sociedad insular y estuvieran tan llenos de vida; pero es la fiel realidad, es nuestra historia, forma parte de nuestra memoria como pueblo, y las historias que en ellos acontecieron merecen ser dadas a conocer y, en la medida de lo posible, ser rescatados del olvido y puestos en valor para su uso, no como el de antes, algo que sería un sinsentido, pero sí en aras de poder disfrutar de sus  singulares vericuetos, rincones y paisajes que transitan. ¿Qué estamos enseñando en las escuelas?, ¿acaso estas cosas no conciencian, no interesan?, ¿qué estamos ofreciendo a nuestros turistas más que esos tópicos ”palizones” de guagua para ver cuatro cosas y comer en esos “salones” de turno?. Humildemente pienso que debemos tomar nota y plantearnos estas cosas.

Uno de los males/patologías de los caminos reales, el el "descarnado" de su empedrado por falta de mantenimiento. De no actuarse sobre ellos estos activos patrimoniales pronto desaparecerán. Arico
Tramo empedrado con pavimento en buenas condiciones. Arico
Desde aquí esta pequeña aportación sin más mensaje que el cuidar de estas pequeñas cosas puede conllevar réditos inesperados y no sólo económicos.
Tramo del camino real Arico-El Río
Tramo de un camino costa-cumbre. Altos de Granadilla. 
Tramo del camino real que comunica la Villa de Arico con Arico Nuevo
El camino real empedrado que transita hacia Arico Nuevo, al fondo.



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